He de confesar que dos o tres semanas antes de que Antony and the Johnsons y la orquesta Milano Classica actuaran el viernes 12 de septiembre del pasado año en Zaragoza con motivo de la Expo 2008, yo nunca había oído hablar de ellos. Aunque la fecha de su actuación resultaba idónea (ese mismo domingo iniciaba por fin mis vacaciones), para aprovechar la última entrada de las adquiridas meses antes para tal evento, cuando mi buena amiga y mentora entre otras muchas cosas en eventos musicales, Merche Hernando, me habló de la posibilidad de acudir a escucharles supongo que en mi rostro se dibujó la más absoluta expresión de indiferencia. Distinto fue cuando unos días más tarde puso en mis manos el segundo CD del grupo "I am a bird now". Superada la sorpresa inicial, empecé a sentirme entusiasmado. Antony and the Johnsons son una formación creada a comienzos del presente milenio. De origen inglés pero afincado desde hace años en los Estados Unidos, el líder del conjunto, Antony Hegarty, es un ser verdaderamente especial. Se trata de un pianista dotado de una voz como de contratenor, en la que unas veces se aprecia un aire juglaresco, otras un tono más bien propio del barroco, pero que en el fondo está modelada por el jazz y los espirituales negros. La música de la banda se ciñe muy de cerca a la voz de su fundador: reiterados acordes de cuerda medievales o dieciochescos se mezclan con el blues, el music-hall o la música camerística romántica, creando un sonido bastante particular en el que el piano suele resultar omnipresente. Pero si importantes son los aspectos musicales del grupo, otro tanto podría decirse de los textos de sus canciones. Antony tiene a gala expresar sin tapujo alguno sus sentimientos más íntimos a través de la música, por supuesto, pero también a través de sus letras. Y en este momento se hace necesario hablar de la singular personalidad del músico británico, pues no obstante su aspecto de gigantón, Antony en lo más profundo se siente mujer. Y en torno a este sentimiento lleno de ambigüedad giran los textos de muchos de sus composiciones, a lo que habría que añadir un concepto del amor bastante masoquista. La tristeza, la desesperación, el escepticismo, aunque teñidos en ocasiones de ironía, son algunos otros componentes de este mundo espiritual por lo demás un tanto críptico. El primer CD de Antony and the Johnsons carece de título y se editó en el 2000. Sin ser un disco tan redondo como el segundo, es innegable que se trata de un excelente trabajo lleno de sensibilidad. En él son apreciables ya los rasgos que prestan originalidad a la música de la formación. De sus nueve temas cabría destacar canciones como "Cripple and the starfish" en la que la crueldad y el masoquismo no están exentos de sorna: "Es cierto que siempre he querido amar para hacer daño y es cierto que siempre he querido amar para sentirme dolorido y magullado . Soy muy feliz así que por favor golpéame soy muy muy feliz así que por favor golpéame" Idénticos elementos hallamos en "Hitler in my Heart", un corte bastante original que presenta elementos musicales provenientes del "music-hall": "Buscando algo de amabilidad me encuentro a Hitler en las venas" En otras canciones de sabor negroide se pueden apreciar motivos un tanto irreverentes sobre un fondo amargo: "Dios visita a todas las almas perdidas para comprobar el daño y mientras sostiene su corazón sangrante una lágrima le cae de los ojos Él susurró: "Son las atrocidades de la Historia de la Historia" "Hay un río negro que pasa junto a mi ventana y tarde en la noche todo emperifollado como Cristo camino sobre las aguas entre los muelles" ("River of sorrow") ![]() |
© texto 2009 Rafael Lobarte |
©2009 El Cronista de la red
Versión 18.0- Enero 2009
El cronista de la Red número 18. Critica de cine, Biografía, relato, fotografía, arte, dibujo, poesía, reseñas de libros, traducción, nuevos creadores. Viaje, la historia, la arquitectura y la cultura